Yuko Fujii logró derribar uno de los mayores obstáculos del mundo del deporte, al convertirse a fines de mayo en la primera entrenadora del equipo masculino brasileño de judo.

Fujii, una cinturón negro oriunda de Japón, de 35 años y voz suave, ha hecho historia no solo en Brasil.

En potencias del judo como Japón, Francia o Rusia, los hombres entrenan escuadras tanto masculinas como femeninas y en la tierra de Fujii la idea de que una mujer esté por encima de los hombres sería inimaginable.

"Japón es más tradicional y machista que Brasil. El equipo masculino no tiene ni una sola mujer, bueno, solo una, la nutricionista", dijo Fujii a la AFP en el centro de entrenamiento nacional de Rio de Janeiro.

Ese panorama se repite en todo el espectro deportivo.

En Brasil, una mujer, Emily Lima, estuvo brevemente al frente del equipo femenino de fútbol, pero fue despedida en 2017 y reemplazada por un hombre. Lo mismo ocurrió en 2015 en España, cuando Gala León, la primera y única mujer en capitanear el equipo de Copa Davis, fue despedida.

No obstante, Fujii ha recibido una cálida bienvenida.

"Sensei Yuko ha marcado una gran diferencia. Nuestro nivel técnico ya ha mejorado con ella como nuestra sensei", dijo Ruan Isquierdo, un corpulento integrante del equipo brasileño, que llama a su entrenadora con la honorífica expresión japonesa que significa "maestro".

Con 140 kilos, Isquierdo parece literalmente una torre al lado de la diminuta Fujii, pero pese a toda su fuerza dice que no daría nada por sentado en un combate con su "sensei".

"Si fuera demasiado lento, ella me derribaría, seguro", rió. "Es muy hábil, de muy alto nivel".

- Judo, no género -

Para Fujii, las luchas de género son algo abstracto en comparación con el objetivo de ganar una batalla en la lona -o tatami- del judo.

"No pienso 'soy una mujer y los otros son hombres'. Nunca pensé así, sino que siempre pienso: ¿puedo utilizar mis fortalezas para ayudar al equipo?", dijo.

Esa actitud quizás explica su sorpresiva designación por la Confederación Brasileña de Judo, que según algunas versiones examinaba una corta lista encabezada por el exmedallista olímpico Tiago Camilo.

Las autoridades del judo local querían un cambio de dirección, con la aproximación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y el decepcionante desempeño en los de Rio-2016, aun fresco.

Fujii había sido reclutada por Brasil en 2013 tras haber integrado el equipo técnico de la escuadra británica en los JO de Londres-2012, con plata para Gemma Gibbons y bronce para Karina Bryant.

En Rio, fue asistente de entrenamiento de los equipos de ambos sexos y pasó mucho tiempo con las categorías más jóvenes, compenetrándose con el panorama del judo nacional.

Su estrella se elevó aún más cuando Rafaela Silva, a quien entrenó, ganó el oro en los juegos de Rio.

Silva afirma que Fujii la ayudó a dejar atrás los recuerdos de una angustiosa descalificación en los JO de Londres y de las agresiones racistas y la depresión que sufrió al volver a Brasil.

Y cree que también puede "ayudar al equipo masculino en momentos en que no le está yendo muy bien", dijo Silva.

"Creo que hará la diferencia, y los hombres podrán aprender algo de las mujeres", agregó, mientras observaba a Fujii dar clase a media docena de jóvenes promesas.

- ¿Pionera? -

Fujii es una de las excepciones que confirman la regla de la escasa representación femenina entre las entrenadoras.

En Estados Unidos, Rebecca Lynn Hammon se hizo famosa cuando fue contratada por los San Antonio Spurs y se convirtió en la primera mujer asistente de entrenador de la NBA. Hammon figura, según la prensa, en la lista de posibles directores técnicos.

Pero transita solitaria ese camino pues, incluso a nivel universitario, las atletas femeninas son sistemáticamente entrenadas por hombres.

Lo mismo ocurre en el tenis. La francesa Amelie Mauresmo rompió los esquemas al entrenar a Andy Murray y acaba de ser nombrada timonel del equipo galo de Copa Davis.

Pero las mayores estrellas de la raqueta femenina, las hermanas estadounidense Venus y Serena Williams, usan entrenadores masculinos.

Fujii estima que la situación de las mujeres está mejorando tanto en la Federación Internacional de Judo como en la lona, con más entrenadoras y atletas con perfiles ascendentes.

Cuando se le pregunta si se siente una pionera, ríe entre dientes. Sabe que al final será juzgada por el desempeño de Brasil en Tokio y dice que su principal objetivo es que el equipo "muestre buen judo y dé todo". Solo entonces "se verá si soy o no una pionera".